El tiempo de vida de una llanta generalmente oscila entre 4 y 6 años o entre 40,000 y 80,000 kilómetros, dependiendo de varios factores como el tipo de llanta, las condiciones de uso, y el mantenimiento. Factores externos como el clima, los hábitos de manejo y la frecuencia de rotación también pueden impactar significativamente en su duración. Para prolongar la vida útil de las llantas, es fundamental mantener una presión adecuada, hacer alineación y balanceo cuando sea necesario, y vigilar el desgaste de la banda de rodadura, ya que esta última es una de las primeras señales de que una llanta necesita ser reemplazada.
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